domingo, 1 de septiembre de 2013

Dinastía en Porto Alegre

Hace calor,
y suena la lluvia aunque casi no llueve,
y Porto Alegre está tan llena de algo que no sé si llamar vida,
o magia,
o abrir un libro y nombrarlo con la primera palabra que lea, como strife
o no llamarlo,

llena de algo que me atraviesa desde todos los ángulos diluyendo los límites de mi nombre,
que me desborda sin pedir permiso
y necesito escribir,
no para vaciarme sino para entender cuál de todas mis máscaras va a llevarse consigo el torrente que me atraviesa

Porto Alegre hoy tiene imágenes de pueblo castizo y luz de noviembre
pero podría tener imágenes y luz de cualquier otra cosa,
porque cada noche se transforma, se vuelve sobre sí misma y los hombres
y los que no son hombres porque nunca les enseñaron a serlo,
reptan de sus nichos, de sus nombres, de sus vidas,
se buscan desesperadamente y se arrancan la piel para ver lo que hay debajo,
se muestran las heridas y los acordes,
cuentan su historia de vida como si contaran un cuento ajeno,
sólo que no,
que les delata un brillo en la voz porque saben que contarle su historia a un extraño cada noche es la única forma de sobrevivir a la mañana siguiente

hay personas que se juegan la vida cada día,
en caminos donde se levanta el polvo de sueños que se quedaron a medias
se levantan las cenizas de civilizaciones perdidas a las que les dimos nombres ajenos para olvidar que sus historias fueron también las nuestras
se levantan los fantasmas del miedo, del espíritu seco y afilado que repta desde lo más profundo del estómago a la garganta y nunca se va sin recordarte que no hoy, pero aún mañana, puedes perder el nombre y el rostro y no encontrarte con tu cuerpo

y los hay que no se juegan sino el alma, cada noche, 
porque oyeron cantar are you willing to risk it all?
y alguien les dijo una vez que nada tiene un sentido inherente
sino que uno tiene que jugárselo todo,
que los riesgos a medias
las precauciones
el taxi, los recibos, el precinto de garantía
el tantear con el pie antes de dar el paso
el sólo confío en ti si te tengo la soga al cuello
el no me toques hasta que no sepa si de verdad me estás viendo cuando me tocas

que, en fin, la amalgama de porsiacasos
de balanzas
de cálculos riesgo-beneficio que mecaniza tu conciencia desde que tienes conciencia,
es algo que construye biografías pero no vidas

que la vida es una cuestión de fe
y que la fe se sostiene por muchas cosas pero no por pruebas ni garantías
-como todo lo que significa algo-
que siempre que te lo juegas todo te arriesgas a perderlo todo,
pero hay quien diría que para qué está el alma si no es para jugársela

y muchos rebatirían esa idea con razonamientos sensatos y lógica irrefutable
yo rebatiría esta idea con razonamientos sensatos y lógica irrefutable

pero déjenme decirles que existe una forma digna de jugarse la vida sin perderla
y no es a través de porsiacasos, sino a través de porquéno

déjenme decirles que hay espacios ambiguos
limítrofes
de la vida,
que escapan al dominio de la sensatez y de la lógica
donde reina algo que te atraviesa desde todos los ángulos y te desborda sin permiso
y que he aprendido a no ponerle nombre porque no puede tenerlo.


Como lo que reina hoy, en Porto Alegre